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Dvorák: Sinfonía del Nuevo Mundo
Nueva York en Pyongyang

Dvorák: Sinfonía del Nuevo Mundo
Nueva York en Pyongyang

Este concierto histórico, filmado en el Gran Teatro de Pyongyang en 2008, marcó la apertura por parte de Corea del Norte a la cultura y la música de occidente. Protagonizado por Lorin Maazel al frente de la Orquesta Filarmónica de Nueva York, la obra central del programa, que simboliza la reunión armónica de diferentes culturas, es la Sinfonía del Nuevo Mundo de Antonin Dvorák. Previo a esto, el concierto inicia con los himnos nacionales de Corea del Norte y de los Estados Unidos, como un símbolo de mutuo reconocimiento, para proseguir con el Preludio al Acto III de la ópera Lohengrin de Richard Wagner. Luego sí, llega el esperado momento de la Sinfonía Nº 9 del compositor bohemio.

Escrita en 1893, durante el tiempo en el que Dvorák vivió en Nueva York, contratado para dirigir el Conservatorio Nacional, el compositor se había interesado mucho por la música nativa de Norteamérica. Sin hacer citas musicales directas, escribió su obra a partir de temas originales basados en peculiaridades de esa música indígena, trabajándolos con el ritmo, el contrapunto y el color orquestal europeos. Se trata pues de un trabajo multicultural, que además tiene reminiscencias de la Bohemia natal del músico, quien a pesar de encontrarse muy cómodo en los Estados Unidos añoraba su patria.

La Sinfonía del Nuevo Mundo se estrenó en el Carnegie Hall de Nueva York en diciembre de 1893. Exactamente 35 años más tarde, en el mismo recinto y a cargo de la misma Orquesta Filarmónica, se presentó la obra que completa este programa. En lugar de un músico europeo que visita América, este caso plantea lo opuesto: Un americano en París. Este es precisamente el título del poema sinfónico que compone George Gershwin, tras decidir vivir un tiempo en la capital francesa para profundizar sus habilidades como orquestador. La obra retrata las impresiones de un estadounidense que pasea por París, con elementos típicamente franceses y citas a Debussy y Ravel. La obra exige instrumentos poco usuales, como un juego de bocinas de auto, celesta y saxofones, que le dan el tono jazzístico que es característico en Gershwin.

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  • Orquesta Filarmónica de Nueva York


  • Lorin Maazel


  • Richard Wagner: Lohengrin (Preludio al Acto III). Antonin Dvorák: Sinfonía Nº 9 "Del nuevo mundo". George Gershwin: Un americano en París.


  • Richard Wagner, Antonin Dvorák, George Gershwin


  • 01:47:00


  • Gran Teatro de Pyongyang Este, Corea del Norte