Lagos de los cisnes
Gauthier Dance

Todos conocemos las imágenes: un lago iluminado por la luna, la danza de los pequeños cisnes, el príncipe Sigfrido debatiéndose entre su amor por el cisne blanco Odette y la seducción de Odile, el cisne negro, manipulado por un malvado hechicero. Sobre ese mundo imaginario de “El lago de los cisnes” se han realizado innumerables lecturas. Eric Gauthier, director de Gauthier Dance, la compañía de danza del Theatrehaus Stuttgart, quiso crear nuevas versiones y para ello convocó a algunos de los mejores coreógrafos actuales. Así surgieron estas obras de Hofesh Shechter, Cayetano Soto y Marco Goecke, un tríptico de “Lagos de los cisnes”, con coreografías estilísticamente divergentes, que parten de la historia ya conocida. Aquí no hay cisnes blancos, ni tampoco tutús. Las obras toman aspectos puntuales del ballet original y luego desarrollan su propio estilo.

Hofesh Shechter, coreógrafo y compositor israelí, políticamente comprometido, hace una versión oscura, con ocho bailarines en escena todo el tiempo, danzando en conjunto, como si estuvieran en trance. Es una especie de fiesta del cisne oscuro. Los bailarines se retuercen, giran, se arrastran, prodigando aquí y allá algunos guiños al ballet original, incluso en algún pasaje de la música, compuesta por el propio Shechter.

El español Cayetano Soto visibiliza el momento mágico de las transformaciones: de humano a animal, de mujer a cisne. Los bailarines de Soto no parecen cisnes, pero permiten imaginar lo que sucede en las lúgubres noches a orillas del lago. El ambiente se complementa con la partitura elaborada especialmente por el joven compositor inglés Peter Gregson. Un reloj digital en la parte superior del escenario marca la cuenta regresiva que señalará el segundo en el cual se complete la inevitable transformación.

Finalmente, Marco Goecke completa el programa con una obra oscura y temblorosa, de movimientos fragmentados pero increíblemente precisos, elaborada a partir de música de Björk. A primera vista, hay poco que sugiera cisnes o lagos. Sin embargo, las referencias están presentes y apuntan a un lago en particular: el Shara Nur, en la República de Tuva, cerca de la frontera con Mongolia.

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