Javier Rameix
Debut en el Muziekgebouw Amsterdam

Javier Rameix (Venezuela, 1991) es una de las más jóvenes revelaciones en el panorama pianístico internacional. Inició sus estudios de piano muy temprano, a la edad de cinco años, en el Conservatorio Superior de Música del Estado Aragua en Venezuela. Desde los 17 años estudió en el Conservatorio de Utrecht con Alan Weiss y Sebastian Colombo, terminando su Licenciatura y Maestría con altos honores. Posteriormente estudió con la profesora Galina Eguiazarova en la Escuela de Música Reina Sofía de Madrid y forma parte del Instituto Internacional de Música de Cámara de la Escuela Reina Sofía bajo la tutela de la profesora Marta Gulyás.

En 2016 la Reina Sofía de España premió a Javier como el mejor alumno de su promoción en la Escuela de Música Reina Sofía y en 2017 repitió el mismo honor reconociendo su trabajo en el marco de la música de cámara. Simultáneamente Javier obtuvo su nacionalidad holandesa y actualmente reside en Amsterdam, desarrollando su carrera como concertista.

Este recital nos permite compartir precisamente el debut de este joven y talentoso pianista sudamericano en la sala principal del Muziekgebouw de Amsterdam, ciudad que simboliza el camino especial y difícil por lo competitivo que decidió tomar el intérprete Con esta impresionante actuación, Rameix logra demostrar que está a la altura del desafío, tocando a la par de los mejores nuevos pianistas europeos de proyección internacional.

El programa combina obras de grandes maestros universales, como la Sonata nº 7 op. 10 nº 3 de Ludwig van Beethoven, con destacado repertorio sudamericano, representado especialmente por el argentino Alberto Ginastera y su Sonata nº 1 op. 22, y el brasileño Heitor Villa-Lobos a través de la introducción de su Bachianas brasileiras nº 4 y su Ciclo brasileiro, integrado por cuatro cuadros: Plantio do caboclo, Impressões seresteiras, Festa no Sertão y Dança do índio branco. Para completar el programa, dos bises que nos presentan a dos compositores venezolanos: un Joropo de Moisés Moleiro y una ágil y divertida pieza de Heráclio Fernández: El diablo suelto.

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