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Hector Berlioz: Requiem
Pablo Heras-Casado

Hector Berlioz: Requiem
Pablo Heras-Casado

La historia del Réquiem de Hector Berlioz, desde los primeros bocetos hasta su concreción, fue algo tortuosa, como muchas otras obras del compositor. Por empezar, Berlioz no era un hombre particularmente religioso. "No hace falta aclarar que fui criado en la fe católica. … Esta religión encantadora, cuando no quema gente en la hoguera, me ha hecho feliz durante siete años, y aunque llevamos mucho tiempo peleándonos, he conservado un tierno recuerdo de ella." Así explica Berlioz, permitiéndose el sarcarsmo, su relación con la religión. Esto no le impidió lamentar en un artículo publicado en 1834 en la Gazette Musicale de Paris: "La música sacra es algo exótico en la actualidad: esta hermosa rama del arte se reduce más cada día".

Integrando una perspectiva humana, alimentada por su gusto por lo dramático y su ambigüedad hacia lo religioso, el compositor creó obras muy importantes vinculadas a lo sacro. Entre ellas se destacan L'Enfance du Christ (1854), la Messe solennelle (1824), su Te Deum (1848-1855) y sus tres últimas obras: Veni Creator, Tantum ergo e Invitación a alabar a Dios. A este listado se suma, por supuesto, este monumental Requiem, estrenado a fines de 1837, que le fue encargado por el Ministerio del Interior. El Réquiem es al mismo tiempo una meditación íntima sobre la nada y una colosal expresión musical, que utiliza recursos gigantescos. Su desarrollo alcanza una hora y media de duración y emplea fuerzas instrumentales y vocales sin precedentes hasta entonces. Para el estreno Berlioz había pedido 500 músicos: entre 150 y 200 instrumentistas para la orquesta, varias decenas para conjuntos que serían ubicados en los cuatro puntos cardinales y más de 200 coristas. En la partitura señala incluso la posibilidad de duplicar o triplicar toda la masa vocal, y aumentar la masa instrumental en las mismas proporciones.

La apropiación del tema de la Misa de muertos por parte del compositor puede apreciarse en este párrafo que él mismo suscribe en sus Memorias. “El texto del Réquiem fue para mí una presa codiciada durante mucho tiempo, sobre la cual me arrojé con una especie de furia cuando me fue concedida." Este texto de la Misa de difuntos, que integra la secuencia apocalíptica del Dies iræ, es elaborado por Berlioz con un dominio inigualable de los contrastes y los efectos vocales y orquestales. Es comprensible que Berlioz escribiera sobre éste trabajo en 1867, unos treinta años después de su finalización: "Si me amenazaran con quemar toda mi obra menos una veintena, es por la Misa de Muertos que pediría perdón."

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  • Frédéric Antoun (tenor); Orféon Donostiarra (dir.: José Antonio Sáinz Alfaro); Chœur de l'Orchestre de Paris (dir.: Lionel Sow).


  • Orchestre de Paris; Orchestre du Conservatoire de Paris.


  • Pablo Heras-Casado


  • Hector Berlioz: Requiem (Grande Messe des morts)


  • Hector Berlioz


  • 87:00


  • Cité de la Musique