Beethoven en el Palacio de Mónaco
Nelson Freire y la Orquesta de Montecarlo

La reconocida Orquesta Filarmónica de Monte-Carlo ha sido invitada a actuar regularmente en el patio interior del magnífico Palacio del Príncipe en Mónaco desde el año 1959. Se trata de un escenario mágico, en el cual se combina una atmósfera particularmente maravillosa con una acústica notable, lo que convierte estos conciertos en un sueño hecho realidad para cualquier amante de la música. En este caso la Filarmónica de Monte-Carlo actúa bajo la batuta de su director principal, Kazuki Yamada, en un programa dedicado íntegramente a obras de Ludwig van Beethoven. Así, luego de la Obertura "Egmont", el reconocido pianista brasileño Nelson Freire aparece como solista del Concierto No. 4 en Sol Mayor Op. 58, una obra que lo hizo famoso como niño prodigio, al interpretarlo a la edad de 12 años. Considerado durante mucho tiempo como un pianista orientado a un público de conocedores, Freire hoy es reconocido ampliamente como uno de los más grandes intérpretes de su instrumento en todo el mundo, con un estilo propio caracterizado por el tranquilo abordaje de sus interpretaciones. Como señaló The New York Times en una de sus críticas, "en una época en la cual lo espectacular cosecha éxitos y atrae mucha atención, Nelson Freire nos recuerda que la ejecución decorosa del piano y la profundidad interpretativa tienen un poder irresistible".

El programa se completa con la Sinfonía No. 8 en Fa Mayor Op. 93, compuesta en el año 1812. Beethoven se refirió en su momento a ella con orgullo como su "pequeña sinfonía en Fa", distinguiéndola así de la Sexta Sinfonía, una obra de mayor duración, también escrita en la misma tonalidad. Integrada por cuatro movimientos (Allegro vivace e con brio; Allegretto scherzando; Tempo di Menuetto; Allegro vivace), la obra fue escrita en una época en que el compositor se vio obligado a enfrentar verdades muy penosas: tuvo que renunciar al único amor profundo que conoció, sufrió el alejamiento de su hermano, y llegó a contemplar la posibilidad del suicidio. Sin embargo, fue durante esos mismos meses cuando Beethoven compuso esta obra, reconocida como su sinfonía más alegre y despreocupada, totalmente desprovista de las emociones que por entonces ensombrecían su vida.

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